Un año más de Premios FAD

Impulsados por el arquitecto Oriol Bohigas en 1958, los Premios FAD nacen con el objetivo de reconocer el esfuerzo de los arquitectos españoles por reintroducir la arquitectura moderna y contemporánea en el difícil periodo de la postguerra. Desde entonces estos premios continúan galardonando obras realizadas en el ámbito de la península Ibérica y de las islas, y se han convertidos en un clásico evento de la primavera barcelonesa. El prestigio de esta manifestación se ha consolidado en las últimas cinco ediciones con la introducción de los Premios FAD Internacionales, reservados a los estudios con sede principal en la península ibérica e islas que han sabido distinguirse en el panorama arquitectónico mundial.

La manifestación otorga diferentes premios: los Premios FAD de Arquitectura e Interiorismo, que se dividen en cuatro categorías: Arquitectura, Interiorismo, Ciudad y Paisaje, Intervenciones Efímeras; los Premios FAD Internacionales y también los Premios FAD de Pensamiento y Critica, estos últimos destinados a todos aquellos textos, publicaciones, webs que han contribuido a fomentar el debate y la crítica sobre la ciudad, el paisaje, la arquitectura y el interiorismo.

En la convocatoria del 2018 se han presentado un total de 484 obras de las cuales 392 corresponden a los Premios FAD de Arquitectura e Interiorismo, 56 a los Premios FAD de Pensamiento y Crítica, y 36 a los Premios FAD Internacionales. Finalmente, el pasado 7 junio tuvo lugar la ceremonia de entrega de los premios en el Desseny Hub Barcelona con 29 obras finalistas seleccionadas.

El Jurado de los Premios FAD de Arquitectura e Interiorismo, formado por Anna Bach (presidenta), Ricardo Carvalho, Pau de Solá-Morales, Cristina Domínguez, Carmen Moreno y Susana Pavón, decidió otorgar los siguientes premios:

Se trata de un proyecto de rehabilitación de 14 viviendas de protección oficial en San Ferrán, Formentera, llevado a cabo por un equipo de arquitectos del Instituto Balear de Vivienda (IBAVI), formado por Carles Oliver Barceló, Antonio Martín Procopio, Joaquín Moyá Costa, Alfonso Reina Ferragut y Maria Antònia Garcías Roig. Este proyecto destaca por la capacidad de plantear soluciones constructivas de la arquitectura tradicional aprovechando los recursos del entorno más inmediato, en este caso la posidonia. La posidonia es una planta marina presente en el fondo marino de las Islas Baleares, donde se distribuye en extensiones muy grandes. Esta planta, debido a las tormentas y a las corrientes marinas, se deposita en grandes cantidades en las playas. La idea del proyecto es utilizar partes de estos depósitos para crear una capa de aislamiento en la cubierta de las viviendas, un producto completamente ecológico que además, gracias a la sal del mar, actúa como biocida natural.

La valoración del jurado: “El proyecto plantea un modelo de vivienda social de una gran calidad arquitectónica, que aprovecha los recursos de su entorno más inmediato para plantear soluciones constructivas. Estas viviendas, una promoción de la Administración pública balear, suponen un ejemplo de buena práctica arquitectónica que incorpora criterios de sostenibilidad de una manera natural para mejorar la habitabilidad de los espacios y la vida de sus habitantes”.

Se trata de un proyecto de reforma interior de un edificio existente que se transforma para alojar pequeños apartamentos turísticos, en el municipio de Santa Margarita, Mallorca. El proyecto ha sido desarrollado por el despacho mallorquín Ted’A Arquitectes, compuesto por los arquitectos Jaume Mayol Amengual e Irene Pérez Piferrer. La propuesta destaca por el utilizo de los materiales: “el barro como material humilde y habitual”, y también por la sencillez de las planimetrías de los apartamentos, donde todos los servicios se ordenan y condensas contra las medianeras, liberando longitudinalmente el espacio y la vista hacia el mar o la calle.

La valoración del jurado: “La rehabilitación de Can Picafort destaca por la utilización hábil y sensible de los materiales, exprimiendo las posibilidades de la cerámica con diferentes caligrafías constructivas. Se consigue un espacio doméstico cálido y humano, de perfecta imperfección. Eleva a una dimensión poética la construcción artesanal”.

Se trata del diseño de una plaza en la capital portuguesa de Lisboa, desarrollado por el despacho José Adrião Arquitetos. Este proyecto fue impulsado por el Ayuntamiento de Lisboa que, en 2015, puso en marcha el programa “Una Plaza en Cada Barrio”, con el objetivo de mejorar el espacio público de la ciudad. El lugar elegido presentaba una situación nada simple de resolver, resultaba ser una gran “isla de tráfico” que con el tiempo acabó ocupada por los coches y utilizada como parque de estacionamiento informal. La estrategia de los arquitectos fue restablecer la unidad y la permeabilidad del espacio que, en su tiempo, fue rota por el sistema de la infraestructura circundante y la edificación del viaducto. La construcción de la plaza cuenta con la integración entre elementos nuevos y preexistencias.

La valoración del jurado: “La cuestión del espacio público y de representación democrática es uno de los más complejos en las sociedades occidentales. En este caso, se trata de la reconversión de un antiguo aparcamiento bajo un viaducto, ahora reconvertido en plaza. Toda la complejidad del lugar se asume y se potencia. Los skaters conviven con otros ciudadanos. Los árboles preexistentes ganan un nuevo significado y el espacio común surge del abandono”.

El premio para esta categoría recayó en el equipo portugués Atelier Depa Architects, formado por los arquitectos Carlos Azevedo, João Crisóstomo y Luís Sobral. Se trata del proyecto de un pabellón del Museo de arte contemporánea Serralves, que se encuentra en la ciudad portuguesa de Porto, en el parque de la homónima fundación Serralves.

La valoración del jurado: “El tema del pabellón tiene un papel relevante en la historia de la arquitectura. El Museo Serralves decidió confrontar el diseño de los jardines y las piezas de arte contemporáneo con arquitecturas efímeras. De la relación entre las partes surge el significado de estos pequeños pabellones sin función determinada.”

El Premio FAD Internacional ha sido ex aequo para dos proyectos que han sabido capturar la atención del jurado compuesto por Louisa Hutton (presidenta), Josep Ferrando y Diane Gray. El premio fue entregado al estudio Bonell i Gill para el proyecto del Nuevo Parlamento del Cantón de Vaud, Lausanne (Suiza), mientras que el segundo proyecto ganador fue la Escuela de Orsonnens, también de Suiza, del despacho mallorquín Ted’A Arquitectes, gran protagonista de la ceremonia.

También el Premio FAD de Pensamiento y Crítica tuvo dos ganadores ex aequo. El Jurado formado por Carme Rodríguez, Guillem Carabí y Tomoko Sakamoto decidió otorgar el galardón a la publicación: Le Corbusier. La Recherche Patiente 50 años después, coordinada por Jorge Torres y Clara Mejía y publicada por la editorial General de Ediciones de Arquitecturas. El segundo premio fue para el libro Thermodynamics Interactions de Javier García-Germán, editado por Actar.

En la página web de los Premios FAD es posible encontrar todas las informaciones sobre los proyecto seleccionados y, para quien se encuentre en Barcelona, hasta el 14 de octubre de 2018, es posible visitar la exposición de las obras finalistas y seleccionadas en el Disseny Hub Barcelona.

Nuestra enhorabuena a todos los premiados y finalistas de esta edición que, con su calidad, han contribuido a consolidar el prestigio y el alto nivel de los Premios FAD.